La Gran Capitana |
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por José Antonio Romero Zarco, 19 de
Marzo de
2010 |
Con este título, indiscutiblemente, me estoy refiriendo a
MAMÁ. Abuela MATILDE para la siguiente generación.
Los que tuvimos la suerte de conocerla en casi todas las fases de su
agitada y entregada a los demás vida, sabemos perfectamente lo
que estoy diciendo: Era: VALIENTE, DECIDIDA, AMOROSA, FIEL,
CARIÑOSA, AMANTE ESPOSA Y MADRE EJEMPLAR. ¿fue lo
último, más que lo anterior? Pues creo que... Por muy
ejemplar que desempeñase el papel de MADRE, no dejó
jamás a un lado el de ESPOSA. Para ella papá era el
primero en todo "¡Niños que viene Papá!" Y los
niños tomabamos posiciones. Si nos portabamos como
"niños"... pequeñas riñas, travesuras, etc., etc.
Ahí estaba el freno de su reprimenda... "¡Se lo voy a
decir a papá cuando llegue!"...
Y
como bálsamo curativo, se calmaba el ambiente (por la cuenta que
nos traía), y todos tan contentos. Siempre le tenía
preparado su "sitio", en esa querida mesa de caoba, que un lejano dia
heredamos del General Solís.
Procuraba que todos comiésemos antes para atenderlo a él
sólo y preferentemente. Luego... su "siestecita".
"¡Niños que papá está durmiendo!"... Y todos
en un principio tomábamos la actitud del mudito de Blancanieves,
pero ese entrañable cuento tenía otros muchos
personajes no tan modositos, y poco poco se iba liando, hasta que uno
"chinchaba" (del conocido verbo chinchar) a otro más de la
cuenta y la revuelta estaba servida. De repente aparecía por el
pasillo, en calzoncillos de los de antes (rajita en medio)...
"¡Papá!"... y blandiendo, siempre con la mano derecha (era
su fuerte) su babucha moruna -de buen paño creo que para mitigar
algo el golpe- y ¡zas!, dirigido siempre al primero que se
encontraba... que nunca era el verdadero culpable, pero
normalmente le tocaba a Perico, que con su clásica sonrisita, se
ponía el primero diciendo: "¡Yo no he si....!" Ya no le
daba tiempo a seguir... Papá en ese "arte" era
rapidísimo. En ocasiones, la "levantá" se producía
cuando mamá estaba tomando un "cafetito" con Doña Lola,
la madre de Angel (2º piso)... Pasados unos minutos, volvía
la calma y él de nuevo a su "piltra" (que así se llamaba
antes la cama).
¡Que buena maestra hubiese sido!... bueno, en realidad lo fue,
pues ejerció enseñándonos a todos y de todo lo
bueno: amor, mucho amor, buenos consejos y ese gran cariño que
de ella irradiaba. Tenía siempre una premisa: "Todo el mundo es
bueno". Desconocía la maldad. ¡ Fue todo corazón!
Todos llegamos a nuestro primer colegio, sabiendo leer y escribir. Tuvo
muy pocas amigas, pero fue por falta de tiempo, aunque le hubiese
encantado. Amiga, amiga... tuvo una: Lolita, la cual fue para ella la
hermana que no tuvo y con la que compartió muchos dias de su
vida. Como sabeis fue novia de tio Manolo (su hermanísimo), que
despues de doce años... la dejó con mamá, ella le
abrió sus puertas y su corazón, y hasta papá puso
un pequeño negocio de galletas y Lolita estaba al frente.
¿Os imaginais esa tienda unos años después?
¡Que maravilla!... Lolita vive en la actualidad, muy viejecita
(normal) y recuerda con mucho cariño a Matilde y esa
bonita etapa de sus vidas.
Fue más militar que papá. Quizás porque solo
conocía de la milicia lo más bonito. ¡Que suerte
tuvimos los mayores! Conocimos a una Matilde en todo su esplendor y
serena belleza, no exenta de la mejor coquetería femenina.
Tenía, en su porte, un "algo" o un mucho de la mujer
árabe. Quizás por esa proximidad de su nacimiento al Rio
Salado o Guadalete, via de entrada de todo ocho siglos de convivencia,
o como quiera llamarse. Era tranquila ante la adversidad, abnegada
hasta límites insospechados, aunque como sus "ascendientes", muy
dependiente del hombre, en este feliz caso, de papá. Todo, todo
tenía que hacerse como y cuando dijera "papá". Fue muy
hospitalaria y demostró durante su vida un gran amor y entrega a
los demá.
¿Conoceis esa fotografía de ella vestida de mora?, yo no
la tengo, pero merecería ponerla en este medio. Matilde
tenía un "algo" especial . Imposible de tener enemigos. Para
ella, todo el mundo era bueno y siempre veía el lado
positivo de las personas. ¡Cuántos amigos nuestros nos
envidiaron¡ Yo tenía uno cuyos padres vivian en un chalet
frente al Betis, que las mejores rosas se las llevaba a mamá,
estando entonces en Pineda. Le encantaba su Casino militar. "Soy la
esposa del Capitán Romero", decía al entrar muy altanera
y, dominando siempre el saber estar, pasaba al interior. En eso me
recordaba mucho a su madre, nuestra abuela Virginia, que el
único y encantador saludo que tenía... era "buenasss..."
y sin comprobar si le habian contestado, entraba con gallardía.
¿Y en la caseta de feria? ¿Lo recordais?
¿Existiría mayor imitación de su madre, que la que
ella hacía? Su bolso era inagotable: como el "Piyayo" iba dando
a todos los hijos, nietos y amiguitos, esos "bocatitos" que no
tenian fin y sabian a gloria bendita (como todo lo hecho por ella).
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La
receta en su vida era bien sencilla, pero muy dificil de realizar
siempre, y es que todo lo hacía con mucho amor.
De
su valentía y
arrojo... un cuerto día, muy de madrugada, no me acuerdo
dónde nos
tocaba vivir, oyó un fuerte ruido en la azotea y, sin pensarselo
dos
veces ni avisar a nadie, ni corta ni perezosa, subió a ver que
pasaba.
Gracias que al parecer no había nada ni nadie (o se
escondería al ver a
la Capitana). Otro día estábamos de tertulia los dos, muy
tarde, vimos
como Nani se dirigía dormido hacia la cocina, le seguimos.. y en
un
momento, sin que pudieramos evitarlo, se había encaramado en el
pretil
del lavadero, con medio cuerpo hacia el patio, sin perder la calma, nos
fuimos acercando despacito agarrándolo fuertemente y haciendolo
bajar.
El susto fue tremmendo. Durante mucho tiempo estuve amarrándole
un pie
con una correa a la cama.
Fue muy sufrida en todo, abnegada como la que más. Casi nunca comía en la mesa, quizás algunas veces y cuando todos habiamos comido. Muchas otras comía de pie en la cocina... ¿seguro que comió siempre? ¡Cuánto amor nos dió! Y qué poca importancia se daba ella. De esto podriamos estar hablando largamente, pero todos lo sabemos. En el santoral ya existe una Santa Matilde (que por cierto estaba casada). La nuestra estará siempre en nuestros corazones y en el de nuestros hijos. ¡Contad a aquellos que no tuvieron la dicha y la edad de conocerla, quién era MATILDE!. Era muy femenina y sabia presumir... ¿Por qué no? Salió a la calle siempre arreglada ¡como debe ser! Pintadita, con su "toque de abéñula" en sus soñadores ojos, con su generoso y firme escote. Ni en los inviernos más frios usó bufanda (1). Esa prenda se la dejó de por vida a papá (que la usaba hasta con pijama) Qué alegría cuando, un dia a la semana, visitaba a sus hijos casados y nietos. ¡Era un día de fiesta! Siempre traía algo... Llenaba la casa de cariño y amor. Todo eso pudo hacerlo en una cierta etapa de su vida, gracias a Nina (Virginia), que siendo aún muy pequeña ya asumía funciones de amita de casa, y sobre todo de ejemplar hija... y por si hubiese sido poco, después con papá. Gracias tambien a tí Miguel, que dejaste ese primer sitio para nuestro padre, que también fue el tuyo. Estos pequeños grandes recuerdos, aunque os lo envío a todos, van dedicados principalmente a los hermanos más pequeños y nietos de Matilde, que no tuvieron la suerte de tenerla tantos años como la saga mayor. Todos sabemos que los recuerdos siempre son limitados y también el medio influye, pero de ella podríamos decir todo lo bueno que hay en este mundo . A TI MAMA. ( finalizo el día de San José del año 2010 ). |
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