En Puente la Reina, antes de salir en dirección a Estella fuimos a una Ermita, "Eunate" (1) . Dice la tradición que hay que dar tres vueltas a su alrededor con los pies descalzos y después hay que resfrescarse los pies en la fuente. Yo lo hice: maravilloso, se me quitaron las molestias que causan las piedras.

   Pamplona es muy bonita y limpia, me gustó mucho el monumento al encierro, la plaza del castillo, el Ayuntamiento, los parques y la universidad. Sus gentes son muy amables, aquí llegamos en la etapa anterior, cuando salimos desde Roncesvalles en Mayo y tuvimos que dejarlo hasta Septiembre.

   Para mí lo mejor del camino fueron los viñedos que atravesamos. Al princio de los campos había cubos llenos de uva y cogimos un racimo. Y también había montones de manzanos llenos de perillos, y me llamó la atención unos bosques con ardillas y la gran cantidad de fuentes que hay.

        Buen camino, nos decíamos al pasar, yo creo que hay tantos peregrinos porque todo el que hace el camino al llegar quiere volver ha empezar.

  Hay pueblos y ciudades que no imaginaba que estuviesen: Estella, San Juan de Ortega, Ponferrada, Astorga, Arzua, Los Arcos, O Cebreiro, O Pino, Samos, Villafranca del Bierzo, Santo domingo de la Calzada, Logroño, Burgos, León, Zubiri.

   Más bosques, "menús del peregrino", bocadillos y desayuno con el Concierto de Aranjuez del maestro Rodrigo de fondo en el bar de un amigo. A Miguel le ha mandado un libro escrito por él sobre sus experiencias en el camino, lo hemos leído en Rodalquilar y hemos sentido otra vez el ímpetu del camino, está muy bien.

    En Santo Domingo de la Calzada visitamos el Museo del Peregrino, aquí nos contaron el milagro que se produjo en la casa del Corregidor (donde estabamos alojados). Cuenta la leyenda que un matrimonio alemán iba haciendo el camino con su hijo y al llegar aquí se hospedaron en esa casa y la hija del Corregidor se enamoró del joven, el cual no le correspondió y en represalia le escondió en su bolsa una copa de plata y se puso a gritar cuando salían por la mañana que el joven le había robado. El Corregidor mandó que lo ahorcaran por ladrón, como establecían las leyes entonces (Fuero de Alfonso X). A la mañana siguiente los padres del joven continuaron su camino hacia Santiago y quisieron ver a su hijo para despedirse de él, pues seguía colgado. Al pasar éste les habló y les dijo que el Santo le había conservado la vida. Fueron corriendo a ver al Corregidor para contárselo y que lo bajara de la horca. Éste lo escuchó sorprendido y les contestó: su hijo está tan muerto como este pollo y esta gallina que me voy a comer yo. Antes de que pudiera trincharlos, los pollos se lleneron de plumas blancas y cantaron. El Corregidor mando que bajaran al joven y le pidió disculpas y la familia siguió su camino. Desde entonces tienen un gallinero en la catedral (2).

   Domingo el santo salía por las noches al bosque con un candil para que los peregrinos no se perdieran, y con un tambor auyentaba a los animales para que no les atacaran. Después les ofrecía su casa, donde les curaba las heridas y les daba de comer. Llegó a ser un hospital y hoy es un Parador Nacional.

Gracias por leerme, para mí ha sido un placer.

Virginia